La farmacia, aula de educación nutricional

Fotolia_119540109_Subscription_Monthly_M.jpg
Martes, 11 de abril de 2017

IM FARMACIAS

El medicamento es la columna vertebral del farmacéutico, pero su formación académica multidisciplinar le hace ser experto también en otras disciplinas, entre las que tiene especial relieve la alimentación y la nutrición. 

Uno de los principales problemas de Salud Pública en los países occidentales, ya que supone entre el 2 y el 8% del gasto sanitario total, lo constituyen el sobrepeso, la obesidad y comorbilidades asociadas.

Como todos sabemos, la farmacia es el establecimiento sanitario más visitado al cabo del año por la población, lo que la sitúa en posición de ventaja sobre otras profesiones sanitarias a la hora de llevar a cabo acciones educativas, tanto puntuales como de seguimiento en aspectos relacionados con la salud de los ciudadanos, realizando de esta forma una labor de prevención que es el objetivo final a perseguir.

Uno de los principales problemas de Salud Pública en los países occidentales, ya que supone entre el 2 y el 8% del gasto sanitario total, lo constituyen el sobrepeso, la obesidad y comorbilidades asociadas.

El tratamiento del exceso de peso se basa en mantener un balance energético negativo, disminuyendo la ingesta de calorías y aumentando el gasto de energía. Por tanto, cuando una persona acude a la farmacia para pedir consejo sobre cómo bajar de peso, y una vez establecido que no presenta obesidad (IMC >30) ni otras circunstancias que hagan necesaria su derivación al médico, lo que debe hacerse es ayudarla a establecer un plan de alimentación y de
actividad física adecuado para conseguir su objetivo.

Sin embargo, para muchas personas no resulta fácil enfrentarse a ese reto sin una ayuda adicional, y lo que buscan quienes acuden a la farmacia no suele ser un consejo dietético, sino más bien un producto que les ayude en su intento de perder peso. Por este motivo, para no defraudar las expectativas de los usuarios, a menudo es necesario seleccionar un producto que se adapte lo mejor posible a sus deseos y necesidades.

Ahora bien, es fundamental que también en estos casos se insista en que la clave para la pérdida de peso es ingerir menos calorías de las que se gastan, y que los productos indicados en el tratamiento del sobrepeso no son un sustitutivo dieta, sino un complemento de ésta.

Preparados alimenticios
Existen en la farmacia una serie de preparados alimenticios que funcionan como complementos de la dieta y generalmente se presentan en cápsulas. Los más habituales son los siguientes:
Fibras saciantes. Son el componente más habitual de los preparados coadyuvantes para el tratamiento del sobrepeso, y es muy importante ingerirlas con una gran cantidad de agua. Las fibras solubles están constituidas por almidón, pectinas, mucílagos, ciertas hemicelulosas y otros polisacáridos
no amiláceos, que se caracterizan por absorber agua para formar geles. De esta forma, se hinchan y retrasan el vaciamiento gástrico, produciendo sensación de saciedad y pudiendo interferir en la absorción de algunos nutrientes. Al llegar al colon, las fibras solubles son fermentadas por la flora intestinal, dando lugar a ácidos grasos de cadena corta que estimulan la proliferación de bacterias beneficiosas, como Lactobacillus y Bifidobacterium, limitando el crecimiento de otras como Escherichia coli o Clostridium.
Quemagrasas. Este término suele aplicarse popularmente a distintos extractos vegetales que estimulan la termogénesis. Son, en general, plantas que contienen cafeína y polifenoles, como el té verde, el guaraná o el mate. Algunos preparados incorporan otras plantas con bases xánticas, como el café verde o el cacao.

Inhibidores de la absorción y la acumulación de grasas. Igual que el té verde, hay otras plantas, como la vaina de judía, que inhiben la alfa amilasa. También el chitosán, un polisacárido catiónico extraído de la quitina de crustáceos, tiene una cierta capacidad de disminuir la absorción de grasa, ya que con el pH ácido del estómago forma un gel al que se adhieren los ácidos grasos, para luego precipitar en forma de agregados insolubles a nivel intestinal. Sin embargo, sus efectos sobre la pérdida de peso son muy escasos. El ácido linoleico conjugado (CLA) inhibe varias enzimas relacionadas con la acumulación de grasa en los adipocitos, como la lipoproteína lipasa, y estimula la oxidación de los ácidos grasos, pero hay datos contradictorios sobre
su efecto sobre los niveles de colesterol HDL/LDL y la resistencia a la insulina.


Inhibidores del apetito. Por su contenido en efedrina, Ephedra sinica o ma huang tiene acción termogénica, lipolítica y anorexígena, pero su uso esta prohibido en complementos alimenticios debido a sus efectos adversos. La corteza de naranja amarga (Citrus aurantium) contiene alcaloides similares a epinefrina y norepinefrina, por lo que también tiene esas acciones, y no parece producir reacciones adversas cardiovasculares relevantes.

Otros. También se emplea el cromo, generalmente en forma de picolinato, ya que puede aumentar la actividad de la insulina (con lo que mejora el metabolismo de la glucosa), reducir el apetito y estimular la producción de calor corporal, aumentando así el gasto energético. Otros preparados incorporan plantas con efecto hipoglucemiante, como mirtilo (Vaccinium myrtillus) o ginseng (Panax ginseng). En determinados productos para el tratamiento del sobrepeso, se emplean también diuréticos (equiseto, ortosifón, rabo de cereza, estigmas de maíz, zarzaparrilla, buchú...), aunque su efecto sobre la reducción de peso se debe a que inducen pérdida de agua, y no de grasa. Otros incluyen incluso laxantes irritantes (cáscara sagrada, frángula, ruibarbo...), cuyo uso debería restringirse al tratamiento puntual de los casos de estreñimiento, por lo que no resultan recomendables.

Por otra parte, en algunos complementos se incorporan plantas medicinales cuyo efecto no se relaciona con la pérdida de grasa, sino que van orientadas a disminuir la ansiedad, como la melisa o la pasiflora; mejorar la función hepatobiliar, como el cardo mariano, la alcachofa o el diente de león, o favorecer
las digestiones, como la piña, la papaya, el jengibre, el perejil o el regaliz.