Prevención y medicación, 'armas' contra la cefalea

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Jueves, 24 de agosto de 2017

CORREO FARMACÉUTICO

Sonia Santos, vocal del Grupo de Cefaleas de la Sociedad Española de Neurología (SEN) y especialista del Hospital Clínico de Zaragoza Lozano Blesa, aclara que, "lo primero que debe conocer el paciente es que la migraña es una patología crónica, pero podemos mejorar la calidad de vida con los fármacos y con el estilo de vida".

El dolor de cabeza es tan frecuente que afecta a la mitad de la población adulta al menos una vez al año, según apunta la Organización Mundial de la Salud, que sitúa a las cefaleas (en conjunto) como la tercera causa de años perdidos. La cefalea más común es la tensional, que han padecido el 40 por ciento de las personas en algún momento de su vida, si bien no ocasiona ni vómitos ni requiere la toma de analgésicos. Sin embargo, la migraña (otro tipo de cefalea) es una enfermedad crónica y la prevalencia estimada es del 12 por ciento en la población adulta. La migraña crónica discapacitante consiste en dolores de cabeza durante más de 15 días al mes y afecta a entre el 2 y 3 por ciento de la población.

Sonia Santos, vocal del Grupo de Cefaleas de la Sociedad Española de Neurología (SEN) y especialista del Hospital Clínico de Zaragoza Lozano Blesa, aclara que, "lo primero que debe conocer el paciente es que la migraña es una patología crónica, pero podemos mejorar la calidad de vida con los fármacos y con el estilo de vida".

 

La prevención está en manos del enfermo puesto que debe reconocer qué es lo que le desencadena el dolor. Según Santos, "actualmente existe mucho debate sobre los factores desencadenantes, y hoy en día sabemos que cada paciente tiene los suyos propios, que no son comunes e iguales para todo el mundo; incluso para un mismo paciente, la misma causa no siempre va a provocar la migraña". Hecha esta puntualización, la experta señala algunos factores comunes en buena parte de los pacientes, como son el estrés -"es característico que la migraña aparezca al poco tiempo de que haya desaparecido la situación estresante"-, el ayuno prolongado -"por esto decimos a los pacientes que tengan unos hábitos de comidas regulares"-, el sueño, los cambios atmosféricos y los cambios hormonales.

Algunos alimentos también pueden desencadenar la migraña, pero "no solemos dar ningún tipo de dieta a los pacientes y cada uno sabe lo que le sienta mal", dice Santos. La razón para esta forma de actuar es que, "científicamente, no se ha demostrado que haya que retirar de la dieta algunos alimentos. Por tanto, lo que hacemos en la consulta es concienciar al paciente para que reconozca qué hábitos le pueden sentar mal y enseñarles a evitarlos".

La neuróloga insiste en que la intensidad del dolor en la migraña (moderada) repercute en la calidad de vida del enfermo, de forma que "cuando tiene una crisis, tiene que dejar de hacer lo que tiene entre manos". La primera opción farmacológica son los antiinflamatorios -ibuprofeno, diclofenaco y aspirina-, aunque "en menos del 40 por ciento de los casos son eficaces". Cuando la crisis es importante, "el rey es el triptán", afirma; si bien, "entre el 20 y el 30 por ciento de los pacientes no responden a los triptanes". Sin embargo, quizá pronto el remedio a estos casos lo ofrezca "una nueva molécula que todavía se encuentra en fase de investigación", avanza Santos. De hecho, "estamos participando en diversos estudios en fase 3 con algunos fármacos orientados para pacientes que no responden a triptanes", y otros laboratorios trabajan en el desarrollo de fármacos para el tratamiento preventivo. "Esto no pasaba desde hace tiempo", destaca Santos. Concretamente, la novedad son los llamados gepantes (antagonistas contra el péptido relacionado con el gen de la calcitonina CGRP).

No hay cura, pero sí alivio

Cuando las crisis son muy frecuentes, "hay que instaurar un tratamiento preventivo que nos ayudará a reducir los días o la frecuencia de las crisis de migraña", reitera. Además, la experta añade que "hay otros tratamientos no farmacológicos -acupuntura, biofeedback o relajación- que son complementarios y pueden ir relativamente bien y ayudar a sobrellevar la crisis siempre y cuando se asocien a los tratamientos reconocidos". Otros paliativos, como los aceites esenciales, "que carecen en principio de evidencia científica, pueden tener un papel en pacientes específicos y para aliviar algunos síntomas. El dolor es una percepción subjetiva y el efecto placebo es muy poderoso", argumenta la especialista.

Si la cefalea guarda una estrecha relación con las condiciones externas, cabe preguntarse si el ritmo de vida actual está provocando un incremento de la migraña. La portavoz de la SEN especifica que "lo que sí parece es que hay una mayor sensibilización hacia este problema, tanto por parte de los médicos como de los propios pacientes". Con todo, la experta alerta de que "hay un elevado porcentaje de la población migrañosa que pasa desapercibida y no consulta al médico y no está bien tratada. La migraña no se cura, pero podemos mejorar la calidad de vida".